Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior, no las podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela.
Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada;
la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador
y así encender una de las cerillas.
Por un momento, nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción.
Laura Esquivel, Escritora Mexicana
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