viernes, 14 de febrero de 2014

Día de San Valentín: Todo lo que nunca te han contado


El 14 de febrero engaña. Con sus corazones, bombones, Cupidos, canciones románticas y toda esa parafernalia con la que nos aturden los centros comerciales al dar por cerrada su campaña de Navidad, el Día de San Valentín nos saluda hipócritamente cada año como el día del amor. Aunque su legión de partidarios se enfunde este viernes en todas las prendas de color rojo que tenga en el armario, lo cierto es que, con los datos en la mano, el amor y el Día de San Valentín no se llevan del todo bien. ¿Un ejemplo? Un análisis de los estados públicos de 10.000 usuarios de Facebook revela que dos semanas antes de Navidad y el día siguiente a la celebración del Día de San Valentín son los dos momentos en los que la mayoría de las parejas deciden poner fin a su relación.
El Día de San Valentín es, en realidad, un día más a mediados de febrero que para algunos pasa completamente desapercibido y que otros planean minuciosamente con antelación para meterse chocolate en vena, cenar a la luz de las velas, darse un atracón de comedias románticas y cantar su amor a los cuatro vientos. También es una excusa perfecta para recibir regalos tras la resaca de presentes navideños, dar rienda suelta a los instintos más ñoños y pedir perdón. Si no hay reconciliación en un día tan señalado, poco más hay que hacer. Además de la atmósfera empalagosa en la que flota el Día de San Valentín, esta jornada de amor es por excelencia una fuente inagotable de insólitos episodios, iniciativas que no tienen desperdicio y buenas historias que merecen ser recuperadas.
La exaltación del amor el día de San Valentín responde a un batiburrillo de tradiciones, alimentado por las estrategias de márketing de los grandes almacenes. El santo al que la jornada amorosa debe el nombre era, en tiempos del Imperio Romano, un sacerdote que desafiando el mandato del emperador de turno, que había decidido evitar a toda costa los matrimonios porque consideraba que los solteros sin ataduras eran mejores soldados, se dedicaba a casar a jóvenes enamorados. Al ser descubierto, y antes de ser ejecutado, le devolvió la vista a la hija ciega de uno de los oficiales que le encarceló. Se convirtió así en un mártir, convirtió al cristianismo a la familia de la curada y la joven, dicen, plantó un almendró en su honor junto a su tumba. He aquí la explicación de por qué este árbol es símbolo del amor y la amistad duradera.
La historia del beato marca solamente la fecha exacta del homenaje al enamoramiento. A partir de aquí, un remix de historias confluyen en el 14 de febrero. La Wikipedia relata que en los países nórdicos los pájaros se emparejan y se aparean en esta fecha. ¿Y el angelito con alas, arco y flechas? La enciclopedia virtual también hace referencia a una especie de absorción por parte del cristianismo de una fiesta pagana. Eros, dios griego del amor, era adorado por los antiguos romanos bajo el nombre de Cupido, en una celebración en la que abundaban las peticiones de favores relacionados con el amor a la divinidad a cambio de regalos u ofrendas.

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