jueves, 20 de febrero de 2014

¿Qué te hace falta para volar?




Muchas veces requerimos de que se nos quiten los soportes que una apoca de nuestra vida fueron imprescindibles para nuestra existencia y cuando al final ya somos maduros, debes emprender el vuelo. A veces la ausencia de ese soporte representa nuestra oportunidad de darnos cuenta que tenemos con que proseguir.

EL ÁGUILA QUE NO VOLABA 

A uno de aquellos reyes antiguos le obsequiaron dos pequeñas águilas para ser entrenadas. Pasados unos meses, fue informado que una estaba perfectamente entrenada, mientras la otra no se había movido de la rama en que fue colocada el primer día. 

Curanderos y sabios sanadores examinaron el águila. Nadie logró hacerla volar. 

El Rey ofreció una recompensa a quien lo lograra. La siguiente mañana el águila volaba ágilmente. 
De inmediato pidió hablar con el autor de ese portento, presentándole un humilde campesino. 
 - ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago o brujo?
 - Fue fácil, Su Majestad. Yo tan sólo corté la rama y el águila voló. Se dio cuenta que tenía alas y se lanzó a volar.

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