Mi historia de amor es como todas: hay amor, llanto, tristezas, alegrías, pero sin duda alguna hay amor.
Era un día cualquiera, estaba en la secundaria con mi mejor amiga- mega loca mi amiga, pero hermosa- y no recuerdo como salio la platica, pero me comenzó a platicar de su primo Andrés. Me contó que era el peor mujeriego del mundo, su vida se basaba en chicas, sexo y alcohol… Al mencionarme todos sus defectos lo odié inmediatamente, me daban ganas de golpearlo.
Era un día cualquiera, estaba en la secundaria con mi mejor amiga- mega loca mi amiga, pero hermosa- y no recuerdo como salio la platica, pero me comenzó a platicar de su primo Andrés. Me contó que era el peor mujeriego del mundo, su vida se basaba en chicas, sexo y alcohol… Al mencionarme todos sus defectos lo odié inmediatamente, me daban ganas de golpearlo.
En fin, un día me lo presentó. Era el tipo muchacho alto bien parecido que tenia a cualquier muchacha a sus pies, pero, claro, yo sería la excepción Platiqué con él pero sin dejar el odio atrás, pero al pasar los minutos, horas, me di cuenta que teníamos demasiadas cosas en común Claro, menos lo de las chicas, sexo y alcohol.
Pasaron semanas y descubrí que era un maravilloso ser, solo que era un poco testarudo y egocéntrico, pero igual, era un conocido mas, pero yo comenzaba a sentir algo especial por él. Lo odié por eso, porque cada día que pasaba, cada día que hablaba con el lo empezaba a querer, hasta punto de llegar amarlo como a nadie.
Pero era chica, tenía 13 años como alguien como él, de 16 años, tan perfecto, tan bello, se iba a fijar en alguien como yo, una chica que se esconde detrás de los libros, la clásica muchacha que quiere un amor a la antigua, que solo piensa el los clásicos cuentos de amor con finales felices, la chica que siempre pasa desapercibida. Siempre que hablaba con él me temblaban las piernas, las manos me sudaban y mi forma de hablar era torpe, pero aunque lo odiaba, esta totalmente enamorada de él.
Un día como cualquiera estábamos juntos hablando de lo que que nos sucedía en la escuela, la típica charla. Pero cuando menos lo pensé tomó mi mano, la cual estaba bañada es sudor, me miró de una manera tan tierna, nadie jamas me había mirado así, me acarició la mejilla y me dijo… “¿Sabes, tú y yo deberíamos estar casados, te casas conmigo?”.
Yo me quede sin habla, mi mente estaba en blanco. Lo único que hice fue reírme y le dije que estaba totalmente loco. Me dijo que sí, que estaba loco por mi, que yo no era como las demás, que sólo querían una buena noche, o un tipo con dinero o a alguien realmente guapo. A pesar de que el era demasiado guapo, me dijo que yo era pintada a la antigua, que yo realmente buscaba amor verdadero y no algo pasajero. Comencé a llorar de alegría porque a pesar de odiarlo por hacerme amarlo con toda mi alma, lo amaba.
En verdad, su forma de ser conmigo, no era igual, había cambiado. No era el mismo Andrés que yo había conocido, y como era de esperarse le dije que sí, que quería estar con el para toda la vida, que era el amor de mi vida y que si el me daba la oportunidad de estar con el se lo iba a agradecer toda la vida.
No les hago la historia más larga y claro que fuimos novios. Era tan hermoso, tan perfecto… Pero lo malo era que no vivíamos en la misma ciudad, así que nos veíamos pocas veces, pero las veces que nos veíamos eran hermosas y siempre que me despedía de él me decía al oído: “Cuando me extrañes mira las estrellas y todas esas estrellas significan lo mucho que te amo…”
Era maravilloso, era tan detallista. Siempre me dedicaba canciones, pero la primera canción que me dedico fue la canción de “Bendita tu luz” de Maná. Los dos amábamos al grupo Maná.
Lástima que mi gran amor solo duro cuatro años. Durante nuestro noviazgo murió su único hermano, se alejó de mí y cuando menos lo pensé, me dijo que tendría que mudarse muy pero muy lejos de donde yo vivo. Se iba a estudiar la universidad.
El mundo se me vino abajo cuando menciono que me amaba más que nada en el mundo, pero que no me quería tener atada a una relación a distancia. Me dijo que lo mejor seria ser amigos, que quería que yo empezara a conocer a mas chicos. Obviamente mi respuesta fue que no, que no lo dejaría por nada del mundo, que él me enseñó a amar, que él me supo entender. Le dije que no me importaba, que lo iba a esperar.
Me dijo que no. Se fue, se marchó. Han pasado dos años desde su partida, aún lo amo con todo mi corazón A veces me deja mensajes en mi correo, contándome como le va, como le va en su vida desde Estados Unidos. Desde que terminamos, él no ha tenido novias. Dice que no hay ninguna persona como yo, que le importen solo los sentimientos y no el tamaño del monedero. Por mi parte yo he tratado de tener relaciones, pero cuando pienso que al fin voy a poder olvidarlo, ahí están esas benditas estrellas, recordándome que ahí esta él, amándome con la misma intensidad que hace seis años, con la misma intensidad con la que yo aún lo amo.
Las pocas oportunidades que he tenido de hablar con el estos meses, siempre le digo que lo amo. Él me dice lo mismo, solo que aun vive lejos y yo en un año me voy a otro estado de México a estudiar la universidad. Parece que el destino nos odia. Tengo 4 meses sin saber de él, pero lo único que sé es que no hay persona como él, tan perfecto, y sé que aunque pasen años jamas lo dejare de amar, porque mi amor hacia él es eterno y le estoy totalmente agradecida de todo lo que me dio, de todos los hermosos momentos que compartimos.
Sólo espero que algún futuro volvamos a estar juntos, frente a frente, y que Dios me permita decirle lo mucho que lo amo. A pesar de todo el tiempo que ha pasado, sé que pensaran que estoy loca, que lo debo superar, pero les aseguro que no hay amor mas puro mas verdadero que el que yo siento por él.
Lo amo y seguiré amando el resto de mi vida. Te amo, Andrés, y en donde quiera que estés ten por seguro que mi corazón será siempre tuyo.
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