Mi historia comienza en mayo del 2013, en mi pueblo, un pueblo pequeño de Toledo. Para nosotros, los adolescentes, es la leche porque la fiesta nunca acaba, noche y día. Fiesta, alcohol, tabaco…
Yo tenía 14 años, estaba con mi hermana bebiéndonos una botella de vodka. Cuando la conseguimos nos topamos con dos chicos, uno tenia 16 y él 17. Cuando nos acabamos la botella mi hermana y yo dijimos de ir a coger un paquete de tabaco que teníamos escondido en una roca en una punta del pueblo y ellos nos acompañan.
Según nos acercamos nos vamos haciendo en parejas. Él se me acerca y me empieza a hablar y tal de repente me besa y a continuación nos apartamos de mi hermana y su amigo. Ignoro lo que hicieron ellos, pero nosotros estábamos ahí besándonos bajo la iglesia.
Dan las tres de la mañana, justo la hora en la que teníamos que ir a casa, así que mi hermana y yo nos vamos.
A la mañana siguiente increíblemente me acordaba de todo. Pero llegan de nuevo las clases y no dejaba de pensar en él. Suspendí dos asignaturas que recuperé mas tarde y luego, en verano, en las fiestas del pueblo en la discoteca le vi y comenzamos a bailar y a besarnos pero apareció mi padre y menos mal que no nos vio, pero desagradablemente vino para llevarme a casa, así que no pude despedirme.
Al día siguiente ya volvíamos a Madrid y no le pude ver. Estuve buscando su teléfono o algún modo de comunicar con él, pero no hubo manera para conseguir comunicar con él y así hasta el día de hoy.
Ya es noviembre y no he conseguido hablar con él. He conocido muchos chicos, pero ninguno consigue que me olvide de él. Sueño con él y vivo por él, pero aun mantengo la esperanza de volver a verle cuando vaya a mi pueblo.
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