domingo, 2 de marzo de 2014

Los Tres Árboles


Os dejo hoy esta bonita reflexión, tan propia del Adviento en el que estamos inmersos como de la Cuaresma aún lejana, y que además de ser bella, espiritualmente transmite un mensaje que no tiene desperdicio....
Muchas veces lo hemos comentado ya en este Blog y esta historia es una nueva variante acerca de esta experiencia: Hace falta tiempo, hacen falta años, hace falta incluso a veces toda una vida para que los sueños se hagan realidad... Los tiempos de Dios no son los mismos que los de las personas. Nosotros lo queremos todo, aquí y ahora. Vivimos presa de la ansiedad y de un presente en el que a veces no percibimos la globalidad de las cosas. Es necesaria -imprescindible- la paciencia para que Dios construya en cada una de nuestras vidas su bonita historia... 
En fin os dejo el cuento y espero que os guste

Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas.

El primero decía: Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos admirarán mi belleza”.

El segundo árbol dijo: “algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza y poderoso casco”.

Finalmente el tercer árbol dijo: “Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles del bosque. La gente me verá en la cima, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos, y cuan cerca estoy de alcanzarlo. Seré el  árbol más grande de todos los tiempos y la gente siempre me recordará”.

Después de unos años en que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en realidad, un grupo de leñadores llegó al bosque donde estaban los tres árboles…

Cuando uno vio al primer árbol dijo: “Este me parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero”, y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: “Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto”. El segundo árbol también se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino de convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol; éste estaba asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: “No necesito nada especial del árbol que cortaré, así que tomaré este”. Y cortó el tercero…

Cuando el primer árbol llegó a la carpintería, fue convertido en un cajón de comida para animales, fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que había orado. El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes había llegado a su final. El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega…

Años más tarde, los árboles casi habían olvidado los sueños y esperanzas por lo que tanto habían orado. Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al pesebre…
Ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue trasformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este cajón debería serlo. Cuando vio llegar a muchos pastores y a Reyes para traer regalos al niño, el árbol sintió la importancia de este acontecimiento y comprendió que había contenido el más grande tesoro de la historia…

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la barca en la que habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió. Mientras estaban en el agua, una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvarlos. Los hombres despertaron al que dormía, este se levantó y dijo: “¡Calma ! ¡Quédate quieto!”, y la tormenta y las olas se detuvieron… En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores…

Finalmente un tiempo después alguien vino y tomó el tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al hombre que lo cargaba… Se detuvieron en una pequeña colina y el hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta de que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar más cerca de Dios que nadie, porque Jesús había sido crucificado en él…

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