jueves, 6 de marzo de 2014

Una frase genial


Ha entrado el otoño y con él un tiempo propicio para el pesimismo y la depresión. La propia naturaleza parece que se muere, las plantas se secan, los árboles dejan caer sus hojas, llegan las primeras y abundantes lluvias y los días nublados nos convierten en seres más caseros y hastiados que en primavera-verano. La Iglesia no es ajena a ello y dedicará todo el mes de noviembre a la oración y la intercesión de los difuntos. Parece que nuestra alma es más sensible al más allá entre rayos y tormentas que no entre el sol y la playa...
Aunque aún queda un mes para esas plegarias, me han mandado un e-mail referente a la muerte que contiene una frase realmente preciosa. No entiendo como puede haber por ahí gente con tanta imaginación y agudeza que hacen que uno se sienta realmente insignificante. Este tipo de gente tiene mucho tiempo o un coeficiente intelectual bastante superior a la media. Yo carezco de ambas cosas y me limito a compartir con vosotros este tipo de pensamientos que a mi entender no son sólo bellas palabras sino un buen material de reflexión y de oración.

La frase en cuestión dice así:

“Cuando naciste tú lloraste y todos los que estaban a tu alrededor reían. Procura que cuando dejes este mundo tú seas el que rías y todos los que estén a tu alrededor los que lloren…”

Es genial, ¿no os parece?. Creo que no debe haber una muerte más dulce que la de aquel que se marcha de este mundo con la conciencia tranquila, con la satisfacción del deber cumplido, la esperanza de la resurrección y la compañía de los seres queridos como último recuerdo. Sin mencionarlas todas creo que esta sentencia recoge todos estos pensamientos.

Bueno, lo dicho, ánimo en esta época y recordad que la tristeza y la nostalgia son enemigas acérrimas de la esperanza, una de las virtudes teologales cristianas.

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