jueves, 6 de marzo de 2014

Aprovechemos el día presente


"Existen únicamente dos días durante los cuales es imposible hacer cosa alguna: ayer y mañana. El resto –o sea hoy- nos da todas las herramientas necesarias para conseguir aquello que deseamos."

Hoy me gustaría compartir con vosotros esta frase de Paulo Coelho. Hace poco llegó a mis manos -mejor dicho cayó en mi correo electrónico- y desde entonces veo que puedo encuadrarla con mi cosmovisión cristiana.
Está claro que el pasado nos condiciona y que el futuro nos provoca a veces ansias frente a lo desconocido. El hombre es un ser temporal y no podemos obviar que tenemos que asumir nuestro pasado y proyectar nuestro futuro en busca de nuestra felicidad y la de los que nos rodean. Por eso creo que la frase de Coelho quiere defendernos de dos peligros que atentan contra la salud mental y la fe del hombre: El sentirnos esclavos de un pasado que puede paralizarnos y el angustiarnos obsesivamente frente a un futuro incierto.

Con respecto a la primera dimensión, el Evangelio es muy revelador. El pasado es siempre superado por el presente. No hay tentación, ni pecado, ni acto alguno de nuestra historia que sea definitivo en nuestra relación con Dios, ni para bien, ni para mal. La condenación o la salvación se juegan hasta el último minuto. Usando un símil taurino,hasta el rabo todo es toro; y empleando otro futbolero, el partido no se acaba hasta que el árbitro pita el final. Sin ir más lejos, el sábado hubo que esperar 93 minutos para elXerez ganara su derbi contra el Cádiz... La afición del Cádiz había sido desalojada cinco minutos antes con la miel del empate en los labios, y muchos del Xerez se habían marchado pensando que ya estaba todo el pescado vendido... Un gol en el instante postrero cambió el estado de ánimo de todos y dio una dimensión nueva a la clasificación de ambos equipos.

Pues lo mismo pasa en nuestra relación con Dios: no se puede vivir de rentas positivas ni tampoco pensar que por nuestro mal comportamiento Él nos ha cerrado todas las puertas. Cristo nos lo clarifica con esa parábola del Dios Padre-Madre que perdona al hijo pródigo y que a la par reprende al hijo celoso. Ni los méritos de uno ni los deméritos pretéritos del otro marcan sus relaciones paternas de manera definitiva. Dios concede un presente nuevo a ambos, unas nuevas relaciones superadoras del pasado basadas en el amor y el perdón. Podríamos concluir que Dios no tiene memoria, o si la tiene, nunca la utiliza para nuestro perjuicio.

Con respecto al futuro la reflexión es más fácil. Me limito a copiar las palabras de Cristoen el capítulo 6 de San Mateo"No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su afán.". Cristono estudió psicología, pero sabía perfectamente que el futuro es capaz de paralizar nuestras vidas.

Podemos concluir que Dios es el Señor de la Historia. En el encuentra sentido nuestro pasado, se realiza nuestro presente y se proyecta nuestro futuro. Sabiendo que Dios nos acepta como somos, con toda nuestra carga histórica, y que nos promete un futuro dichoso y que es fruto de su magnanimidad y no de nuestros méritos, Paulo Coehlolleva razón; esforcémosnos sólo por construir nuestro HOY, eso sí añadámosle que sea según la voluntad divina.

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