domingo, 2 de marzo de 2014

La zanahoria, el huevo y el café

La Semana Santa está ya a las puertas. Eso significa vacaciones para muchos, pero para nosotros los sacerdotes supone trabajo extra, así que menos tiempo para mi blog... Esta semana espero que os conforméis con esta historia que me ha dado que pensar y que espero que os ayude también a vosotros.


"Una hija se quejaba a su padre acerca de su mala suerte y cómo la vida le resultaba tan difícil. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.


Su padre, chef de profesión, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres recipientes con agua y los colocó sobre fuego. Pronto el agua de cada uno estaba hirviendo. En uno colocó zanahorias, en otro huevos y en el último puso granos de café. Los dejó hervir sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café.

Entonces, mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?"

-"Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta.


La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, papá?"

El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo. Pero habían reaccionado en forma muy diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. El café sin embargo era único; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?:

¿Eres como una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?


¿Eres más bien como un huevo, que comienza con un corazón tierno pero después de una muerte, una separación, o un despido... te has vuelto dura, rígida e insensible?

¿O eres como el café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas dando el máximo de ti mismo y haces que las cosas a tu alrededor mejoren."

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