viernes, 6 de diciembre de 2013

PRINCIPALES POSTURAS




El amor es una combinación de amistad y ternura. La sexualidad forma parte del amor, pero la sexualidad sin amor no es sino un mero encuentro animal de dos cuerpos en busca de un placer vacío. La gran falacia de la pretendida «liberación sexual» iniciada en los años sesenta consistió en ofrecer una visión de la sexualidad apartada de sus aspectos más humanos: Esto, en definitiva, sólo ha servido para producir insatisfacción, dolor y deshumanización. La liberación sexual ha traído más desorientación que solidez. Si la sexualidad pierde su sentido profundo y comprometido, se convierte en un juego degradante.
Así pues, la sexualidad, como parte complementaria y satisfactoria de una relación amorosa, debe basarse en una combinación de comprensión, compenetración y establecimiento de un proyecto común. Todo ello bajo el telón del afecto y el cariño. Dentro del amor, el objetivo de la sexualidad es incrementar todas estas facetas, alcanzar un verdadero conocimiento que permita a las dos partes de la pareja llegara fundirse espiritual y mentalmente en un solo ser.
Las técnicas para el acto sexual son importantes, pero no hasta el punto de convertirse en el elemento central de la relación, tal y como predican algunos libros sobre sexualidad que, en definitiva, sólo proporcionan una visión deformada y mecánica de lo que es el acto sexual.
El amor, la relación de pareja, implica convivencia, contacto cotidiano. Es conveniente, por lo tanto, evitar en todos los planos la monotonía, que puede llevar al distanciamiento. En lo que se refiere al sexo, la rutina es particularmente perniciosa, pues hace que el encuentro del hombre y la mujer, lejos de servir para una mayor interconexión, se vuelva algo desagradable, incluso fuente de enfrentamientos.
La monotonía es un terrible enemigo del amor, y surge, a veces, con gran facilidad. Pero nadie dijo que el amor fuera cosa sencilla. Ya hemos visto que una verdadera conexión sentimental requiere un esfuerzo: los resultados compensan de sobra. En este ámbito de la rutina que a veces llega a dominar las relaciones de pareja hay que considerar el papel a menudo excesivamente pasivo de la mujer. Si no participa de un modo razonable, puede no sentirse protagonista y perder interés. Por otra parte, tampoco debe la parte femenina adoptar un posicionamiento en exceso activo, pues ello tiende a acelerar la respuesta del hombre y, en definitiva, hace que el encuentro fracase. Como en casi todas las cosas, en el equilibrio está el punto adecuado.
Para evitar la monotonía y hacer que el acto sexual sea agradable, variado y satisfactorio, ofrecemos a continuación un «inventario» de las principales posturas para el coito, agrupadas por orden de frecuencia:
1. Tumbados frente a frente, con el hombre encima. Es la posición más corriente, y recibe diversos nombres, como «posición básica». Es también una de las más sencillas de practicar. Al estar el hombre y la mujer cara a cara, pueden besarse durante el coito, lo que aumenta la excitación. En esta postura la penetración es relativamente sencilla, siempre y cuando la vagina se encuentre bien lubricada. En todo caso hay que evitar los intentos de penetración brusca o demasiado rápida, pues pueden resultar dolorosos. Es la mejor posición para facilitar el embarazo, aunque resulta algo incómoda si el hombre sufre de sobrepeso, si la mujer está ya embarazada, si las paredes vaginales no son demasiado elásticas o si la erección del hombre no es completa.
2. Tumbados frente a frente, con la mujer encima. Es como la anterior, pero invertida. Ofrece a la mujer mayores posibilidades de adoptar un papel activo, y es preferible si el hombre padece sobrepeso o tiene mucha tripa. Es más recomendable que otras posturas para casos de impotencia o frigidez. En la mujer esta postura puede ser muy positiva, pues de este modo el pene excita más fuertemente la vagina.
3. La mujer le da la espalda al hombre. Puede ejecutarse esta postura con la mujer tumbada boca abajo o recostada lateralmente. El hombre se coloca detrás e introduce su pene en la vagina. Es muy apropiada para acariciar los pechos de la mujer. Para incrementar la excitación del varón, una vez el pene ha sido introducido, la mujer puede cerrar sus muslos.
4. Recostados lateralmente, de frente y con las piernas entrecruzadas. Es una posición que permite a ambos establecer su propio ritmo y controlar el acto sexual. Para evitar el cansancio, uno de los miembros de la pareja puede apoyarse sobre el pecho del otro.
5. Otras posiciones laterales. La principal ventaja de este tipo de posturas es que evitan que uno de los miembros de la pareja soporte el peso del otro. Por este motivo son posiciones adecuadas para la mujer durante el embarazo.
6. Sentados. Es conveniente para ciertos trastornos, como coito doloroso, exceso de peso o dificultades motoras, pero hay que tener en cuenta que en esta postura resulta difícil realizar algunos movimientos coitales. Por lo común el hombre se coloca debajo y la mujer se sienta encima, bien frente a frente, bien dando la espalda a su pareja. Es preferible la primera opción, pues permite abrazarse y besarse mutuamente. Si la mujer mueve su pelvis en círculos, aumenta la excitación del hombre y facilita su eyaculación.
7. De pie. Puesto el hombre en pie, la mujer se monta sobre el pene. Es una postura que requiere cierto esfuerzo, y que limita mucho los movimientos. Al estar ambos frente a frente, los besos y los abrazos incrementan la excitación de ambos.
8. Estimulación sexual no coital. También llamado sexo oral, las dos formas son elcunnilingus (estimulación del clítoris y la vulva con los labios y la lengua del hombre) y lafellatio (la mujer acaricia el pene con sus labios y su lengua, y se lo introduce en la boca). Es una forma de sexualidad adecuada para personas con dificultades para alcanzar el orgasmo, o cuando hay impotencia masculina o dolor vaginal ante la penetración. En tales casos debe existir un acuerdo entre ambos.

Este breve catálogo sirve sólo como guía. Las posibilidades de la sexualidad humana son enormes: debemos recordar siempre que la naturalidad, la espontaneidad, son los ingredientes básicos, siempre que no se llegue a lo extravagante o desviado. Además hay que tener en cuenta que durante el acto se puede cambiar varias veces de postura. El único detalle a considerar es que, al hacerlo, no se produzcan rupturas muy marcadas del ritmo sexual: hay que evitar las discontinuidades. Y que sean el amor y la pasión amorosa sus ingredientes.

Si te gustó... ¡compártelo! ↓

0 comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...