viernes, 6 de diciembre de 2013

LA SEXUALIDAD ARMÓNICA





Todo lo que hemos visto hasta ahora en el presente capítulo, el ritual erótico, la comunicación en la pareja, el modo de realizar el coito y su frecuencia, la necesidad de practicarlo con ternura y espontaneidad, nos conduce a la idea principal de que la sexualidad, en el ser humano, es un camino para alcanzar la plena comunicación de la pareja. O dicho de otro modo: la armonía.
La sexualidad debe ser armónica, y la confianza, la naturalidad y el afecto son elementos de importancia para lograr ese objetivo. Sin embargo, esta armonía no siempre se alcanza, y los motivos son muy variados: miedo al fracaso, temor al embarazo, anorgasmia, dolor coital, experiencias desagradables previas, cansancio... Estas situaciones conducen al establecimiento de una práctica sexual errónea e insatisfactoria. Cuando no hay armonía entre las dos partes, el encuentro sexual se transforma en una «obligación» mecánica y falta de contenido humano.
La solución no es sencilla, puesto que en cada individuo la causa o causas son distintas, y pueden variar además con el paso del tiempo y la evolución de la pareja. Se puede, no obstante, poner algo de nuestra parte para llegar a una resolución positiva. En primer lugar hay que reconocer que se tiene un problema. A continuación hay que tratar de identificar sus motivaciones, el origen de todo. Cuando se conoce la causa se puede aplicar un remedio.
Así, si la mujer siente dolor al realizar el coito, una posible solución pasa por practicar nuevas posturas. En otros casos la precipitación o la prisa del hombre por alcanzar un desenlace placentero hace que la mujer no llegue al orgasmo. Ante esto debemos insistir de nuevo en la importancia de los preparativos y las caricias.
Tener en cuenta otros detalles puede prevenir problemas. Por ejemplo, observar siempre la actitud lógica de buscar para el encuentro sexual el instante más adecuado. Hay que evitar los momentos de cansancio, tensión o mal humor. Por otra parte, el hombre debe tener en cuenta la respuesta sexual de la mujer. Hay dos tipos de orgasmo femenino: el que se produce por estimulación del clítoris y el que surge como resultado de la estimulación vaginal. El primero es más intenso, y relativamente fácil de conseguir. El segundo es más prolongado, pero a algunas mujeres les cuesta trabajo experimentarlo.

No olvidemos nunca que el fin más importante de la sexualidad en el ser humano es alcanzar la plenitud armónica de la pareja: visión y procreación. Si se presentan problemas no hay que descartar la posibilidad de acudir, sin miedo, al médico o al psiquiatra: muchos trastornos corrientes de la sexualidad, como la impotencia masculina o la falta de deseo en la mujer, pueden corregirse con el tratamiento adecuado de forma relativamente sencilla y pronta.

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