viernes, 6 de diciembre de 2013

El enigma del amor





Fernando Carmona, L.C. 

San Agustín dice que no hay quién no ame, el interrogante es ¿qué amas? Y es que en el mundo de hoy hay crisis de amor. Todo pasa tan de prisa que ni nos enteramos de qué vivimos, o para qué vivimos. El hombre hoy piensa que ama cuando obtiene un provecho.
El amor es ver y para esto nada mejor que obras. “Obras son amores y no buenas razones”. Aunque nos resulte fácil ayudar alguna vez por simple filantropía, perseverar en el andar de los años no luce tan atractivo pues implica astillarse las manos una y otra vez.
En los primeros siglos se admiraban de los cristianos: “Mirad como se aman” Palabras sostenidas por sinceras obras. Qué difícil ir contra la turba que enarbola a los dioses del placer y de la razón. Nos aterra erguirnos, levantarnos; no poseemos una guía segura, un fundamento firme, un amor real.
Les falta un amor atrevido, no amedrentado con límites y fronteras; un amor guerrero, no pesimista y calculador; un amor entusiasta, no medido ni apocado; un amor fiel, sin mediocridades, ni hipocresías; en definitiva, un amor pleno, fortalecido de recia voluntad y probada inteligencia.
Y corremos el riesgo de creer que amar es sólo disfrutar. Sometemos al amor a un exigente “Control de calidad”. Nos olvidamos de qué material estamos hechos; un montón de barro resquebrajable en gran medida.
Ahí comienza el martirio de tantas almas, cuando comienzas a percatar tu debilidad. En este plan no entraba la dificultad y ¡ea! sin embargo la encuentras ante ti todos los días. No contabas con problemas en la vida, mas lo costoso no es poseerlos sino situarte por encima de ellos. Transfórmalos en estímulos, en incentivos que te animen a seguir luchando, a desgarrar el corazón por superarlos.

Así descubren el límite de su vida con una idea clara: “he perdido el tiempo”. Y tras el gran vacío y la soledad que experimentan, abundan las lágrimas y resuenan las quejas. Tarde conocen que el amor y el dolor son perfecta pareja; y que su mejor fruto es la paz y alegría que entre ellos conllevan.
Dichosos aquellos valientes, que ante los problemas se ajustan el alma y los enfrentan sin tregua; los guía un amor. Un Amor sin fronteras. Llegarán al final de sus días con las manos llenas.

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