Ayer, parece que fue ayer
o quizás días atrás,
o muy temprano por la mañana, hoy.
La verdad es que da lo mismo,
el tiempo, el tiempo ya no importa.
Pero algo quedo inconcluso,
cuando nos dijimos adiós.
Creo que ambos nos olvidamos
lo que esto significa.
Adiós no es una despedida.
Adiós es una promesa
que no se puede romper,
que no se puede acabar,
que no se puede terminar.
Adiós quiere decir:
¡Que vayas con Dios!
Y por esa razón nuestra despedida
solo significa que nos vamos
a volver a encontrar.
Yo no se cuando, yo no se como,
y como te digo el tiempo no importa.
Lo que importa eres tú y soy yo.
Y si verdaderamente Dios nos acoge,
tendremos la seguridad
que nuestra despedida
fue tan solo una promesa de Amor,
Amor que jamás terminará.
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