doy gracias a Dios por ser tu hija,
pues orgullosa estoy de serlo.
Como madre mucho me has enseñado
y siempre te llevo en corazón.
Mamá:
Te recuerdo así de rodillas, clamándole a nuestro Dios antes de salir el sol, ganándole a la vida.
Te recuerdo en mis llantos, en mis penas, también en mis alegrías, en mis logros y sonrisas. Te
recuerdo en madrugadas cuidándome cuando estaba enferma, también recuerdo cuando me
llevabas de la mano a la escuela, recuerdo el sabor de tus comidas, la dulce fragancia al dormir
a tu lado, te recuerdo en sacrificios, en arduo trabajo, a pesar de todo eso te recuerdo siempre
a mi lado…
Yo recuerdo mamita, que
sabiamente siempre me decías que todo lo malo pasaría. Que otros tiempos
llegarían a mi vida, en los que todo lo que me causaba dolor y llanto, sólo
serían parte del pasado.
La vida
fue dura para ti, sin embargo luchaste, levantaste cabeza y con la ayuda de
Dios sembraste en mi corazón, amor, fe y esperanza. Por todo lo que
soportaste y superaste de tan admirable forma, eres sin duda una mujer
valiente.
Recuerdo
cuando caminando me enseñabas lo que hoy es el cimiento en mi vida, al entrar y
al salir, al acostarme y levantarme, me enseñaste a creer en Dios, a orar, a no
rendirme, y a continuar adelante. Me enseñaste mami, sin palabras ni sermones,
el discurso que me diste fue toda tu vida, tu ejemplo, y así sin palabras
grabaste en mi corazón cada letra de lo que soy.
Han
pasado los años, pero aún sigo pensando como de niña:Quiero llegar a ser una
madre como tú, ser para mis hijos lo que siempre has sido para mí, mucho más
que madre y amiga.
Cada día doy gracias a Dios por
tu vida, porque sigues siendo mi cómplice y compañera de vida. Aún hoy me
sostienes, me ayudas, me enseñas, me confortas y aconsejas…
Te amo
mamá, gracias por estar siempre a mi lado.
fuimos dos contra el mundo, dos cómplices, dos
amigas...
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