Quiero ser... puta (con perdón...)
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Bromas aparte, la reflexión debe ser seria: ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo donde los valores fundamentales son el dinero y el sexo? Una respuesta inmediata es que, perdida la referencia moral de la Iglesia, estamos volviendo a una sociedad pre-cristiana, llena de valores grecorromanos como la lujuria o el desenfreno. Las "fiestas de la primevera" de nuestros jóvenes universitarios poco se diferencian de las de Dionisos yBaco en el imperio romano. Se nos presenta como objetivo en la vida el disfrute egoísta y el “Carpe Diem” reflejado, de manera magistral, eso sí, en la película de Peter Weir “El Club de los Poetas Muertos”. Así, nuestra juventud, descentrada y desnortada, busca una guía espiritual en las drogas o en las sectas como respuesta fácil a la pérdida del sentido de la vida. Dura tarea la que se nos presenta a sacerdotes, catequistas o educadores en general para inculcar valores que hoy más que nunca son “contra corriente”: ¿Cómo hablar de castidad, fidelidad, austeridad, humildad… ante un panorama semejante?, ¿No se convierte un cristiano auténtico en el hazmerreír de una sociedad erotizada y derrochadora? Tiempos difíciles se avecinan, en los que más que nunca necesitamos más testigos y menos charlatanes… En un cartel que me regaló D.Diego Moreno, hoy vicerrector del seminario, se puede leer “Las palabras mueven, los ejemplos arrastran…” sobran los comentarios...
Se que estoy tocando muchos temas, todos ellos preocupantes e interesantes, pero no quiero extenderme en mis consideraciones. Mis neuronas aún no se han recuperado por completo de los excesos navideños, así que sólo lanzo los temas al vuelo para que quien quiera los recoja, los medite y exponga sus comentarios…
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